¿Una izquierda peruana nacida para la derrota?
Resumen de un movimiento que al igual que Inkarri, saldrá de las entrañas de la tierra para conquistar el triunfo final
A Raúl Wiener, deseando su pronta mejoría
A raíz de la derrota, de Susana Villarán en Lima, hay quienes dicen que la izquierda perdió, en tanto que otros, no identificados con la dama que hoy se autodenomina “republicana” (¿?), sostienen que la derrota solo fue de ella. Por eso, haremos un esfuerzo por recrear una historia que vale la pena recordar.
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Las primeras décadas del siglo pasado estuvieron marcadas por grandes convulsiones sociales, la revolución mexicana (1910), la Primera Guerra Mundial (1914), y la revolución socialista rusa (1917). Esto abrió el debate en las mentes de los jóvenes de la época y el Perú no estuvo ausente.
Siguiendo una corriente obrera que, desde 1904, había marcado sus luchas por la Jornada de 8 horas, finalmente conquistada en 1919, se unen el anarco-sindicalismo, protagonista de la victoria, con los estudiantes universitarios, dando a luz a la izquierda peruana. Su primera tarea fue dar origen al Frente Antimperialista, que concita el apoyo activistas e intelectuales como, José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre, Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, entre otros.
En 1924
Haya de la Torre da un viraje de estrategia electoral y funda el APRA, como un bloque, democrático popular, como frente único de 4 clases: la burguesía nacionalista (¿), las clases medias, el proletariado y el campesinado.
Sin embargo, considerando que la burguesía peruana no tiene raíces nacionalistas, el campesinado es “ignorante” y la clase obrera está aun en “etapa lactante”, corresponderá a las clases medias la conducción política de la revolución aprista.
Esas tesis sociales, estaban basadas en el concepto de que, persistiendo en el Perú un sistema semifeudal, necesita todavía beneficiarse de las fuerzas progresistas del capitalismo que, regulado por un Estado antimperialista, logrará convertir al Perú en un país desarrollado hasta que, algún día, se produzca el advenimiento del socialismo.
Contra ese pronunciamiento, sale al frente José Carlos Mariátegui y entabla una seria polémica hasta llegar a la ruptura (1928) con Haya de la Torre y los apristas.
Habiéndose formado en el marxismo durante su estancia en Europa, Mariátegui participa en la ruptura de Gramsci con la socialdemocracia, que da origen al Partido Comunista Italiano en el Congreso de Livorno. Allí forma su ideario político bajo el estudio de las tesis de los primeros congresos de la Internacional Comunista (Tercera Internacional, 1919-1922), cuyas tesis fueron elaboradas por diferentes intelectuales agrupados en torno a Lenin, Zinoviev, Bujarin y Trotsky.
Esas tesis precisaban:
1- la identidad del imperialismo, no como un país opresor contra un país colonial o semicolonial. El imperialismo es la expansión del sistema capitalista a nivel mundial, donde las clases capitalistas-imperialistas imponen su dominio, por todo el planeta, contra los trabajadores de la ciudad y el campo. El imperialismo es ante todo fruto de una lucha de clases, no de países.
2- la estrategia revolucionaria para acabar el dominio del capital imperialista es la revolución socialista. Es decir, la liquidación de la propiedad privada de los grandes medios de producción.
3- la dirección de la revolución tiene un marcado sello de clase obrera que atraerá a su liderazgo a las demás clases explotadas por el capital. Esto es válido para los países capitalistas avanzados como para las colonias y semicolonias (como Perú).
4- el Internacionalismo, la revolución socialista, en tanto que el capitalismo ya envuelve al mundo con su sistema de opresión y explotación, tiene un carácter internacional, por tanto requiere la unidad y concertación de todos los trabajadores.
En todo lo que se escribe entonces, revive el espíritu del Manifiesto Comunista (1848), redactado por Marx y Engels, con su proclama final: los trabajadores no tienen fronteras… los proletarios no tienen nada que perder, sino sus cadenas… por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!
Es con estas tesis que Mariátegui no solo polemiza contra el APRA, sino que enfrenta al estalinismo que en junio de 1929 intenta, en Buenos Aires, Argentina, rendir a los partidos revolucionarios a la dirección de la Tercera Internacional, que daba un viraje socialdemócrata a la conducción de los partidos comunistas latinoamericanos.
Luis Flores Galindo, describe, los contornos y contenidos de la confrontación del Amauta contra la Komintern, en tanto Germaná y Quijano, han sido también explícitos en la señalada polémica contra Haya de la Torre.
Lo importante a destacar es que casi a fines de los años 20, la izquierda parió mellizos, no gemelos: el APRA y el mariateguismo revolucionario socialista.
A la muerte de Mariátegui, Eudocio Ravínez, comisario de Stalin, quien mantenía una oculta conspiración contra el Amauta, cambia el nombre del Partido Socialista por el de Partido Comunista sometiéndolo, sin críticas, al Komintern. En ese momento se entierran las diferencias con el APRA, y este sector de la izquierda se muda al bloque democrático popular.
La izquierda que con su derrotas electorales crónicas, viene aplastando las movilizaciones populares, frustrando las luchas de los jóvenes y en general de los trabajadores en la ciudad y el campo y desmoralizando a intelectuales honestos que aun creen que ella es, lo que en realidad ya fue. Esa no es la izquierda del Partido (Bloque) Socialista que fundara Mariátegui.
Esa es la izquierda nacida para ayudar a la oligarquía peruana a derrotar a los trabajadores.
Es la izquierda que perdió con Villarán y que se prepara para derrotarnos en el 2016.
Es la izquierda a la que se refiere Raúl Wiener lamentando haberle “fallado” por no poder irla a votar, cuando en realidad, su estado de salud, que lamentamos, lo ha librado de actuar en favor de una opción que nunca debiera merecer su voto.