EL ORO NO SE COME
El postre de la cena de gala que tuvo Humala en el Americas Society de Nueva York
Hace casi 10 días estuvo en Nueva York, el presidente del Perú Ollanta Humala. Vino al discurso anual en la 69 Asamblea General de la ONU, es un decir, porque sus textos mal leídos, sin ninguna gracia adicional, solo provocan tomar café a los diplomáticos cansados de escuchar lo mismo.
Lo saltante de su presencia en Nueva, fueron sus conversaciones privadas con Stephen A. Schwarzman, directivo de The Blackstone Group, y con Daniel Gamba y Armando Senra, de BlackRock, entidades financieras que no auguran nada bueno para Perú, salvo mayor entreguismo.
Bla, bla, bla
El Americas Society le otorgó la Insignia de Oro a Humala, “por sus destacadas contribuciones a su país y a sus habitantes, así como a la región en general”. ¿Estamos tratando de la misma persona?
En una reunión que congregó a unas 150 personas, Susan Segal, presidenta y CEO de esa institución, halagó a Humala y su política que "buscan garantizar una mayor prosperidad con oportunidades…. Bla,bla,bla".
A pesar de los discursos de halagos, imaginamos que Humala tuvo algo de indigestión en la cena del Americas Society.
Un grupo de peruanos residentes en Nueva York y en Nueva Jersey, llegaron entusiastas hasta la esquina de Park Avenue con la calle 68 para recibir al presidente peruano. En las calles lo esperaba otro título el de: ¡Traidor!
Las pancartas que muestran las fotos de esta nota, son reveladoras
Muestran la contundencia con la que fue recibido quien como candidato señalaba su defensa a la Pachamama y a los agricultores peruanos, enarbolando el lema “¡El oro no se come, el agua se defiende!”.
Ya lo sabemos todos, al llegar al poder, Humala, o “cosito” como lo conocen sus compatriotas, hizo todo lo contrario. Tiró al cesto sus promesas electorales y se puso a órdenes de la CONFIEP, una institución patronal cuyos candidatos perdieron las elecciones y ante la cual, el flamante presidente elegido en 2011, se postró con total sumisión.
Así como en Perú, la pequeña concentración que se manifestó ante el local que regala títulos de oro a los traidores, estuvo representada por jóvenes, en su mayoría mujeres, estudiantes concientes de lo que significa el Perú bajo el neoliberalismo corrupto, implantado desde la era de la creptocracia de Fujimori y Montesinos, que se prolonga durante el gobierno actual.
Aunque “cosito”, cobardemente, ingresó al local, furtivamente, como los cobardes, no pudo evitar que se escucharan las voces de los manifestantes que descubrimos que las ventanas abiertas del segundo piso se abrían al espacio donde se celebraba el evento. Por mucho que cerraron las ventanas y agentes de seguridad intentaron despejarnos, no pudo.
Hasta hoy le deben arder los oidos de tanto escuchar: ¡Traidor, el oro no se come!