El debate abierto por la encuesta que preguntaba si los limeños votarían por el candidato que roba pero hace obras, en clara alusión a Luis Castañeda Lossio, marca un hito no solo en la forma como las encuestas condicionan a los votantes sino como los medios amplifican la cleptocracia como doctrina de Estado.

“Por Dios y por la plata” es el lema que se vuelve real con casi todos los candidatos que postulan para un cargo ya sea en el Estado, la región, la provincia o el distrito. Ya se ha señalado que todas las instituciones del Estado, en el capitalismo neoliberal, y en casi todos los países del mundo, incluyendo la OEA, la ONU, la UE, los EEUU, y las instituciones económicas como el FMI el BM y demás yerbas, son como una canasta de manzanas podridas. No permiten que una de ellas quede sana, De inmediato la corrompen.

¿Está alejada esa política de lo que es el manejo económico mundial?

No. La actividad económica cada vez está mas que lumpenizada. Hace años, 1972 para ser exactos, André Gunder Frank, publicó su libro Lumpenburguesía: lumpendesarrollo, en el que retrata a la burguesía latinoamericana como dispuesta a delinquir con tal de favorecer la expansión de las grandes corporaciones. 

Los recursos y bienes de las colonias eran deseados por las potencias coloniales y para conseguirlos éstas incorporaban a las élites locales en su sistema, convirtiéndolos en intermediarios entre los ricos compradores coloniales y los pobres productores locales. Así, el bienestar de las élites locales dependía cada vez más de la explotación y el comercio, tomando el superávit de la producción de las colonias y extrayendo la ganancia y transfiriendo los bienes a los compradores coloniales en Europa.

Frank describió este tipo de sistema económico como lumpendesarrollo y los países afectados por él como lumpenEstados.

Ya en este siglo, esa visión del mundo queda chica, puesto que las relaciones entre Estados ya integró ese sistema corrupto que existía entre países coloniales y semicoloniales globalizándolo esta política de relación entre Estados, de ricos con pobres y de ricos entre sí. Hoy todos los países “se arañan”, “se mojan”, se pasan bajo la manga, operan bajo la mesa sin distinción alguna.

En el neoliberalismo, los Estados están convertidos en oficinas de recaudaciones cuyos fondos son apetecidos por las grandes corporaciones, que han forzado al mundo entero, a privatizar los servicios sociales, por ejemplo. Para estas corporaciones, el Estado no debe tocar los fondos que se recaudan de la seguridad social, porque para eso existen las entidades financieras, que usan esos fondos con fines especulativos, preferentemente, reduciendo hasta casi desaparecer las prestaciones, de salud, educación y jubilación, entre otras, por las que los usuarios contribuyen semana a semana.

Es esa forma de administrar la economía global la que se refleja en la política.

Carl von Clausewuitz, dijo hace casi dos siglos que la guerra era la continuación de la política por otros medios. Parafraseándolo hoy se puede afirmar que la política es la continuación de la economía convertida en política de Estado.

¿Por qué la política peruana y mundial está manejada por corruptos? 

Por que éstos representan los sucios negocios de las clases empresariales (la burguesía).