Cuando las encuestadoras deciden tu voto
¿ELECCIONES? 2
Nuevamente los medios se solazan con las recientes encuestas en las que el candidato de Comunicore, la corrupción, el Apra de Alan García y el fujimontesinismo, Luis Castañeda, recupera puntos y al parecer ganará su retorno a lo que la prensa huachafa llama “el sillón de Nicolás de Ribera, el viejo”.
Algunos, como el “experto” en elecciones, estadísticas electorales, encuestas, Alianza Lima, y pan con chicharrón de cebo, Fernando Tuesta, afirman que las encuestas son solo una fotografía del momento, pero a las que hay que darle validez.
Las encuestadoras nos quieren hacer creer que son imparciales
Y que solo consultan el sentir popular. Nunca se habla de la mañosería que se introduce con cada pregunta ni el sesgo político de esta maquinaria pagada por intereses privados, deseosos de que su candidato gane. No dicen nunca que las encuestas sirven para moldear la opinión de todos y especialmente de los desinformados indecisos.
Las encuestadoras ponen cara de inocente, alas de ángel y aureola incluídas, pero la realidad es que esconden el rabo de Satanás.
La supuesta imparcialidad de las encuestadoras
me hace recordar una anécdota de hace una punta de años. Cierta vez, un amigo del barrio que trabajaba como reportero en Ultima Hora, nos contaba con cierta gracia cómo se hacían los titulares y como influían en los hábitos sociales. Contó que debido a un hallazgo macabro encontrado en las faldas del “Paraíso de los suicidas”, la Comisaría de la zona destinó a la policía para que hiciera vigilancia del lugar 24 horas.
Un día, el guardia de turno por la mañana descubrió a un anciano de rasgos asiáticos sentado en una banca frente al malecón. Sostenía un periódico pasado y apenas si daba vuelta a las hojas. “Posible de suicida” se dijo el guardia y cerró su ronda a pocos pasos del sospechoso. Su reloj marcaba el mediodía, y hacía por lo menos un par de horas que el policía rondaba al anciano cuando de pronto, un taxi se detiene y una mujer sale de un portazo corriendo despavorida hacia el malecón gritando “¡Me quiero morir!”
El guardia corrió tras ella alcanzando a aferrarse a sus piernas e impedir que la mujer se lance al vacío. En ese momento el anciano asiático, dobló el periódico prolijamente lo puso sobre la banca y con toda la calma del mundo salto hacia su vida siguiente.
Llegada la noticia a la redacción de Ultima Hora, como era de esperar, se detuvo la edición y poco después, el titular como las páginas interiores se regodeaban informando el drama recientemente ocurrido.
De acuerdo a mi amigo, una noticia de estas, despertaba la necesidad de protagonismo de muchas personas desesperadas para quienes la vida no vale nada y sienten que llegó la oportunidad de figurar en primera plana la noticia de su propia muerte.
“Van 8”,
tituló días después, lacónicamente, Ultima Hora, refiriéndose al número de suicidas hasta ese momento y el subtítulo era “Se espera más”. Mi amigo señala que hubo un largo debate porque era obvio que el diario estaba instigando al suicidio con tal de ganar titulares y record de ventas.
En efecto, es así, el control de los medios de comunicación
es de vital importancia para controlar la mente de los esclavos del sistema. Es la cadena atada a los pies, las manos y al cerebro de quienes tienen que aceptar al sistema capitalista como el único dios y amo reinante en toda la faz del planeta.
Son las encuestas, las que ahora nos inducen al suicidio político,
al legitimar el principio de que el ladrón bueno es el que hace obras. Son los medios quienes difunden estas encuestas para darle un nuevo apretón a la cadena. Mientras en sus cómodos sofás, una clase indolente sigue conspirando para reducir los salarios, aumentar sus riquezas, quedarse con el oro de Conga y camuflarse detrás del supuesto poder de Nananina Heredia y el cosito de turno.
¿Entonces, qué queda? ¿Votar por la “tía bacán”?
Una vez más estamos destinados a votar por el mal menor, ya cambiarán las cosas.